sábado, 12 de marzo de 2016

Alejandro Cagliostro





No soy de ninguna época y de ningún lugar, y más allá del espacio y del tiempo, mi ser espiritual vive su eterna existencia. Si me sumerjo en mi pensamiento remontándome en el curso de las edades, si extiendo mi espíritu hacia un modo de existencia alejado de aquel que percibís, me convierto en aquel que deseo ser. Participando conscientemente del Ser Absoluto arreglo mi acción según el medio que me rodea. Mi nombre es aquel de mi función, pues soy libre; mi país, aquel donde fijo momentaneamente mis pasos. Poned fecha de ayer si lo deseáis, rehusando acordaros de años vividos por ancestros que os fueron extraños, o del mañana, por orgullo ilusorio de una grandeza que jamás será vuestra, yo soy aquel que Es".



 


Como el viento del Sur, como la brillante luz del Mediodía que caracteriza el pleno conocimiento de las cosas y la comunión activa con Dios, voy hacia el Norte, hacia la bruma y el frío, abandonando, por todas partes a mi paso una parcela de mi mismo, abandonándome, disminuyéndome en cada estación, más dejandoos un poco más de claridad, un poco más de calor, un poco más de fuerza, hasta que sea parado y fijado definitivamente el fin de mi carrera, en la hora en que la Rosa florezca sobre la Cruz. 

Yo soy Cagliostro".



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